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LO QUE NADIE TE HA CONTADO SOBRE CULTIVAR



¿Cultivar un huerto yo mismo en casa, para qué?



Si hoy en día podemos encontrar verduras y hortalizas estupendas, frescas y ecológicas en muchos mercados, fruterías y en pequeños y grandes supermercados.



¿Verdad?


Ya sabes que soy un firme defensor de la alimentación saludable, libre de pesticidas y de químicos y siempre de temporada, facilitando el proceso natural del cultivo para evitar desgaste extra a la tierra.



Eso que hoy en día llaman ecológico, una etiqueta que han tenido que inventar para llamar a lo que antes era lo natural. Cuando se respetaban los ritmos de la naturaleza, cuando se comía de temporada siempre y, cuando las producciones eran a pequeña escala y para cubrir simplemente las necesidades del entorno cercano. Entonces no había necesidad de una etiqueta para demostrar qué era lo adecuado, ya que era la única opción.


En el momento que apareció la necesidad de exportar alimentos a todo el mundo y el deseo de consumir esos productos tan valorados fuera de su temporada de cultivo, fue cuando aparecieron los macrocultivos y los monocultivos, los invernaderos, los tratamientos químicos, los fertilizantes y un largo etc.


Pero, nos guste o no (que en casi todo es un sí rotundo), vivimos en este mundo y en el siglo XXI

y, de una forma u otra, todos nos beneficiamos de los avances y las modernidades que nos rodean.


Hoy quiero ir más allá de todo esto.


Hoy quiero hablarte del placer, del disfrute, de la calma y de la tranquilidad interior.


Yo, no es que no quiera ir a comprar verduras y hortalizas al mercado.


Yo, es que las quiero sentir en mi propia carne.



Quiero experimentar los placeres de cultivar un huerto


De las ventajas de tener un huerto en casa y sus beneficios ya te hablé en este otro artículo, hoy nos quedamos en el puro placer, en el gozar tu huerto en casa.




Hay un viejo refrán chino que dice:


'Si quieres ser feliz una hora, emborráchate. Si quieres ser feliz una semana, haz un hermoso viaje, y si quieres ser feliz toda una vida, cultiva un huerto’


Y es así de simple y real.


Cultivar tu propio huerto genera un placer interior indescriptible. Cultivando se siente algo que


solo cuando lo experimentas puedes entenderlo.


Es algo así como sentirte realizado, tranquilo, en paz.


De hecho, esto no me lo invento yo. Hay un apoyo científico en ello.


El placer que se siente en el huerto provoca la segregación de endorfinas en nuestro cuerpo que funcionan como neurotransmisores que producen efectos analgésicos y generan una sensación de bienestar.



La felicidad es una sensación placentera y silenciosa, y el huerto la provoca.




En tu propio huerto tienes la oportunidad de poner la mente en blanco, algo muy costoso en el mundo veloz en el que vivimos, y conectarte con la naturaleza. El huerto te baja las revoluciones de la vorágine que te rodea y te permite sentirte. Puede parecer una tontería, pero es más bien magia diría yo. Es entrar en el huerto y cambiar el chip mental automáticamente.


Y si no me crees, tienes que probarlo.


El huerto sirve como terapia, y si le pusiéramos valor económico sería de las más caras.

El disfrute empieza en las pequeñas cosas.



¿Imaginas lo que se siente cuando ves el primer brote de una semilla que tú mismo has sembrado?


Piensa lo que te transmitiría ver el proceso de crecimiento de una planta, desde la semilla hasta la recolección del fruto. Pasando por el cuidado que le ofrecerías, el tiempo de observación, la protección que darías y el regalo que esa planta te daría a ti, en forma de alimento para tu cuerpo y tu mente.


No puedes imaginarte el sabor de esa verdura. No habrás probado nada igual.


Ni el mayor oro del mundo podría pagar lo que siente tu paladar, tu mente y tu corazón, al alimentarte con esa comida.


A ver si encuentras algo parecido en el supermercado o en la frutería.



Estas tareas pueden parecer quebraderos de cabeza y son los únicos motivos que podrían frenarte a desear cultivar tu huerto por puro placer.



¿Y si además lo hacemos en familia?


Cultivar un huerto en familia es el mejor regalo que puedes hacer a la relación con tus hijos.


En el huerto, juntos trabajaréis las cosas más importantes en la vida: responsabilidad, empatía, paciencia, cuidado, amor, y un largo etcétera que solo tú puedes comprobar experimentándolo.


¿Qué precio le pones al tiempo de calidad en casa, con los tuyos, forjando una unión que perdurará por siempre?


¡Te puedo asegurar que eso lo consigues cultivando un huerto!


Y la inversión económica es mucho inferior al precio que realmente vale.










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